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viernes, 28 de febrero de 2014

LA DEFENSA PERSONAL POLICIAL DESDE MI PUNTO DE VISTA

DEFENSA PERSONAL POLICIAL


 
(Mi libro publicado, interesados contactar en mi correo: apqapq1967@gmail.com)

La Defensa Personal Policial (DPP): El primer punto y para mi uno de los más importantes, para impartir está modalidad, arte marcial o como quiera definirse, eso es lo de menos, hay que ser policía y conocer desde dentro lo que es la policía, su trabajo, funciones, penalidad (sueño, frío, turnos), estar bregado en la calle y conocerla. Al igual que las artes marciales, no es una ciencia exacta. Hay una gran cantidad de variables y circunstancias que afectan a la ejecución y resultado final, tanto personales del propio agente, como externas: oponentes, lugar, armas, etc. o incluso el compañero/s. Es un verdadero combate en el que pondremos en práctica nuestro sacrificio, entrenamiento y conocimientos, con un único ganador, el agente con la reducción y control del agresor y si procede detención, o la del oponente con su huida, en el mejor de los casos, o resultar el agente herido o incluso muerto.

         El agente puede dedicar, en su mayoría, su propio tiempo libre, horas y horas de entrenamiento y formación, y a pesar de esto no garantiza el éxito pleno. Ya que el principal enemigo del agente es la confianza, rutina y dejadez en el servicio o más grave, en las actuaciones, que proviene de la falta del sentimiento y el sacrificio policial. La formación del policía no finaliza con la aprobación de una oposición y la realización de un curso formativo. Es un reciclaje formativo continuo, tanto intelectual (cambios o nuevas leyes, normativas, protocolos, directrices de fiscales o jueces, etc.) como físico, actuar con la mayor contundencia, control y profesionalidad en las intervenciones policiales, y luego saber plasmarlo en la diligencia de intervención o denuncia administrativa que proceda.

Aquí no resolvemos la situación con un solo golpe, en caso de una confrontación física, la respuesta del agente debe ser directamente proporcional a la agresión sufrida, dando cuenta de todo lo ocurrido en las diligencias policiales y las lesiones o daños físicos en el informe médico. Justificando en todo momento el tipo de agresión sufrida y nuestra respuesta. Aquí viene la importancia de nuestro entrenamiento, ya que como dice la cita “somos lo que entrenamos”, y como animales que somos, actuamos por instinto, y una persona entrenada en los deportes de contacto su reacción instintiva puede ser muy peligrosa, con un golpe contundente que puede provocar la pérdida de conocimiento o lesiones aparatosas por la cantidad de sangre o graves en caso de fracturas que requieran asistencia médica o intervención quirúrgica, que como hemos hecho referencia anteriormente hay que exponer en diligencias. No nos llenemos los ojos con intervenciones espectaculares de las policías de Israel o Estados Unidos que son las más comunes, debemos ser conscientes de la permisibilidad de su legislación y la nuestra, de su delincuencia y la nuestra, de su posibilidad de tenencia de armas y porte de estas, actuaciones que allí son legales, aquí como mínimo nos puede costar la inhabilitación para cargo público o prisión.

Hay que adaptar la situación de entrenamiento al mayor realismo posible en el tatami, llevamos ropa adecuada, hay un calentamiento previo, en caso de fallo se repite, la mayoría de las situaciones están previstas y conocemos la agresión y tenemos planificada nuestra respuesta, etc. La calle es otro mundo, como en el combate sin reglas, en la mayoría de las actuaciones no tenemos un conocimiento exacto de donde nos dirigimos (muy distintamente de los cuerpos especiales que conocen donde van y a lo que se enfrentan, faltando por despejar la incógnita del resultado final), con que personas nos enfrentamos, el peso del equipo básico compuesto por grilletes, bastón policial, pistola, cargador de respeto, guantes entre otros accesorios; y si se lleva chaleco, se puede imaginar, no hemos realizado un calentamiento pasando de cero a cien en un segundo, la presencia de personas, que es matemático, casi siempre están en contra del agente, etc., por eso motivos hay que actuar de una manera fría, previsora y con cautela, siempre esperando lo inesperado.

Partimos de la base de una patrulla compuesta por dos agentes, un binomio, aunque actualmente se está potenciando las patrullas de tres agentes o trinomios. Los agentes deben estar perfectamente coordinados y conocerse, saber las virtudes y limitaciones del compañero, actuando ambos como si fueron uno, sin entorpecerse, el primer agente actúa y resuelve, el segundo agente, generalmente el que más experiencia o capacidad tiene, apoya en caso de necesitar el primer agente colaboración, da seguridad y protección del perímetro, controla las comunicaciones y todas aquellas acciones que ayuden a controlar la situación y el lugar.

Antes de intervenir el agente tiene que saber que tiene que hacer y porque va a actuar y tomar unas precauciones básicas de seguridad, como, colocación correcta, distancia de seguridad, controlar la situación y el entorno, a la vez que realiza una radiografía de la persona: corpulencia, fortaleza, envergadura, fisionomía, manos, si puede ocultar un arma, nerviosismo, etc. Una cantidad de circunstancias que debemos chequearlas en un breve tiempo.

Los agentes actuantes deben adaptarse a sus limitaciones y contar con ellas antes de la actuación, no es lo mismo una actuación en una localidad donde hay una única patrulla de servicio y el apoyo de agentes de otro cuerpo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad puede tardar un tiempo considerable o servicios médicos bien preparados y equipados para actuar con personas conflictivas, agresivas o bajo los efectos de sustancias psicoterapias; que en una ciudad, donde en cuestión de minutos pueden concentrarse varias patrullas, al fin y al cabo somos personas y tenemos nuestras limitaciones, y aunque la gente nos exija hay que tener la sangre fría necesaria y adoptar las medidas de protección necesarias para proteger tanto a los ciudadanos como a nosotros mismos.

Pero hay un gran problema, como con todas las modas, y el mundo de las Artes Marciales no es menos, se mueve por lo intereses económicos, y el dinero no tiene amigos, y la formación para la intervención policial no es una excepción. Plantillas que deciden formarse no de una manera especializada, pero si básica, porque como pienso yo, un curso no sirve para nada si se realiza y se olvida, y ya parece que lo sabemos todo, y es mejor una formación continua y paulatina. Ahora mismo hay muchos embaucadores, que se ofrecen como expertos en defensa personal policial, así como todas las modalidades que lleva anexas como manejo de grilletes, bastón policial, trabajo por binomios, etc., en diversos estilos o sistemas de artes marciales, que se ofrecen a las correspondientes jefaturas que la mayoría son incultas o neófitos en estos temas y se dejan convencer, o los más peligroso, que priven los intereses económicos, vamos a hablar claro, eso es el pan nuestro en la adquisición de material, armamento, vehículos y demás material auxiliar y formativo del agente.

Debemos de trabajar de una manera continua, adaptándonos a un trabajo variado, con personas fuertes, elásticas, delgadas, altas, agresivas, etc., todas las posibles variables que nos podamos encontrar, aún sin entrar la intervención con dos o más individuos.

Pero reconozco que cuando te sube la adrenalina y te hierve la sangre soy el primero en saltar al toro, y entras en un efecto túnel en él se centra toda la atención y fijación en el objetivo, nos aislamos del exterior, parece que la realidad va a cámara lenta, cuanto más estresante es la intervención el objetivo es más pequeño, no somos conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, nos sentimos muy torpes, cualquier acción manual que realizamos habitualmente como coger unos grilletes se hace casi imposible de ejecutar, en cuestión, todos nuestros sentidos se fijan en la personan y se aíslan del mundo exterior.

Entonces que debemos hacer, entrenar de la forma más real posible y parte de este llevar el cuerpo a un nivel superior de estrés. Intentaremos dominar o controlar todas las distancias del combate, largo, medio, corto y cuerpo a cuerpo, y no ser vulnerable en ninguna de ellas y lo más difícil desde mi punto de vista, dominar la técnica. Golpear es fácil, con un poco de entrenamiento dominaras golpes básico de brazo, pierna, rodilla, codo o incluso cabeza, harás combinaciones, bloqueos, guardias, defensas, ataque, etc., pero lo difícil el dosificar esa energía y controlar a un oponente y reducirlo de una manera efectiva y con la menor lesividad posible, ese es el problema, esa técnica de entrenamiento mediante controles, luxaciones, puntos de dolor, inmovilizaciones, es la que hay que acentuar y dominar, tanto solo o con el compañero.

Pero como hemos dicho al principio, esto no es matemático, dos por dos no son cuatro, no todas las intervenciones de los agentes terminan en una confrontación física, estas son mínimas, la mayoría desde mi experiencia el individuo no opone resistencia y se deja engrilletar voluntariamente, pero en otros caso, generalmente en peleas, individuos muy agresivos, en persecuciones o en otras actuaciones el resultado final es la confrontación física e incluso alguna vez la lucha cuerpo a cuerpo sin reglas, hay que estar preparado para afrontar cualquier situación y eso es tener confianza en lo que hacemos, creer en nosotros mismos y entrenar, entrenar, entrenar, entrenar, sabiendo lo que hacemos y tener la seguridad de lo que estamos haciendo o lo que tenemos que hacer, siempre desde el límite de nuestras posibilidades.



Para finalizar, después de más de 26 años de policía, lo que más pena me da, además de rabia, es aquellos policías que portan extensibles, grilletes rígidos, u otros elementos de dotación policial sin saber lo que llevan en sus manos y el potencial operativo que les ofrecen, es una pena, pero tanta culpa tienen ellos como sus jefaturas que se los entregan o autorizan portarlos, cuando los primeros incultos son ellos, no se les piden que sean unos expertos en todas las materias policiales, pero si al menos que sepan que es lo que tienen en sus manos y lo ponen a disposición de sus subordinados, como profesionales y jefes que son, o se apoyen en agentes que dispongan esos conocimientos o habilidades técnicas.

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